jueves, 10 de diciembre de 2009

Su mirada obvio la mancha de café y se fijó en el fino encaje del mantel.  Sobrevoló la filosofía de la amistad y atisbó las grandes teorías sobre el amor, mientras las hojas de castaño iban calentando el frío asfalto. Pensó en otoño y se vió reflejada en sus ojos avellana. ¡Qué inútil es pensar! Y qué sencillo  sentir.


En asuntos de amor los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente,
que es como no haber amado nunca.
Jacinto Benavente (1866-1954)

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